Algunos viajeros se vieron obligados a pernoctar en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) tras la cancelación de sus vuelos el martes pasado, debido a la caída de ceniza procedente del volcán Popocatépetl.
La notificación de las cancelaciones tomó por sorpresa a muchos pasajeros, quienes fueron informados apenas minutos antes de abordar sus vuelos. El AICM anunció el martes por la tarde que, debido a la actividad del Popocatépetl, varias aerolíneas habían optado por cancelar ciertas operaciones, instando a los usuarios a mantenerse en contacto con las aerolíneas para obtener información actualizada sobre el estado de sus vuelos.
Más tarde, el AICM aclaró que, a pesar de la suspensión de algunos vuelos, el aeropuerto seguía abierto y en funcionamiento. Se cancelaron un total de 22 vuelos de distintas aerolíneas, tanto nacionales como internacionales, debido a revisiones de seguridad en las aeronaves tras haber encontrado cenizas en vuelo al llegar al AICM.
Asimismo, se destacó que el personal directivo y los equipos especializados permanecían alerta, evaluando las condiciones de la caída de ceniza.
La caída de ceniza del volcán Popocatépetl afectó a decenas de personas en sus planes de viaje en el Valle de México. Ante esta contingencia, algunos pasajeros lograron regresar a sus hogares, reunirse con familiares o alojarse en hoteles, mientras que muchos otros tuvieron que pasar la noche en el aeropuerto.
La Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil de la Ciudad de México (SGIRPC-CDMX) dio a conocer que, tras la reciente actividad del volcán Popocatépetl, se registró una ligera caída de ceniza en varias alcaldías, incluyendo Benito Juárez, Coyoacán, Iztacalco, Iztapalapa y Xochimilco, persistiendo durante la madrugada en automóviles, bancos, calles y techos de algunas viviendas.
Se emitieron recomendaciones a la población en áreas con posible presencia de ceniza, que incluyen evitar actividades al aire libre, cubrir nariz y boca, evitar el uso de lentes de contacto y cerrar puertas y ventanas. También se aconsejó tapar rendijas con paños húmedos, cubrir depósitos de agua y no dejar alimentos al aire libre, incluyendo los destinados a mascotas.
Finalmente, se instó a barrer la ceniza y depositarla en bolsas para su posterior eliminación, con la advertencia de no arrojarla en las alcantarillas para evitar obstrucciones en el sistema de drenaje de la ciudad.