Después de casi dos días de deliberaciones, un jurado en Nueva York emitió este viernes un veredicto de culpabilidad para Juan Orlando Hernández, ex presidente de Honduras, en todos los cargos en su contra.
El Departamento de Justicia de EE.UU. había presentado tres cargos contra el ex mandatario: conspiración para importar cocaína a Estados Unidos, conspiración para poseer armas de fuego y dispositivos destructivos para el narcotráfico, y posesión de ese tipo de armamento durante la conspiración de narcotráfico.
Hernández enfrenta una posible cadena perpetua por cada uno de los cargos, a pesar de que los rechazó y compareció durante el juicio como parte de su defensa.
Antes de que el jurado comenzara a deliberar el jueves, el juez Kevin Castel explicó a los 12 miembros el significado de cada cargo y les recordó que la posible condena no debía influir en sus deliberaciones.
Tras un día sin llegar a un veredicto, el cual debía ser unánime, el jurado retomó sus deliberaciones este viernes por la mañana y poco después anunció su decisión.
Los miembros del jurado estaban obligados a guardar silencio sobre lo que sucedía dentro de la sala donde deliberaban, y hasta el veredicto, las únicas pistas eran los pedidos que realizaron para revisar testimonios o pruebas presentadas en el proceso.
Incluso, solicitaron revisar el testimonio del ex alcalde Alex Ardón, especialmente lo relacionado con los presuntos sobornos a autoridades en Copán.
También pidieron revisar el testimonio del general de brigada Tulio Romero Palacios, primer testigo llamado por la defensa, junto con el testimonio del propio Hernández, para repasar lo que dijeron sobre la seguridad proporcionada a Tony Hernández, hermano del ex presidente, ya condenado a cadena perpetua por narcotráfico.
Palacios declaró en el juicio que la esposa, hijos, madre, Tony y otras dos hermanas de Hernández recibían seguridad.
Por su parte, cuando el ex mandatario fue cuestionado sobre si brindaba seguridad a su hermano, respondió que no.
Hernández testificó que fue él quien le dijo a su hermano, Tony Hernández, que se presentara ante las autoridades estadounidenses, que lo condenaron en 2021 a cadena perpetua.
Durante el juicio, la defensa ha intentado separar a los dos hermanos ante el jurado, considerando la condena que pesa sobre el menor, quien ha sido nombrado numerosas veces por testigos como presunto nexo para los supuestos sobornos.
El juicio ha generado una gran expectación en Honduras y ha provocado emociones encontradas entre los familiares de las víctimas de la violencia durante el mandato de Hernández. Algunos califican la situación en Honduras como una “narcodictadura”.
La zona cercana al edificio del Distrito Sur de Manhattan ha sido escenario de una vigilia organizada por los parientes de las víctimas, donde se han colocado murales con sus fotografías y varias banderas de Honduras.
“Justicia a las víctimas del narcotráfico”, pide uno de los carteles. Otro exige: “No clemencia para los narcopolíticos”.
Los familiares de las personas fallecidas durante el mandato de Hernández esperan un veredicto que haga justicia. Monserrat Murillo, hija de Margarita Murillo, activista campesina asesinada en 2014, expresó: “Esperamos que el juicio termine con que Juan Orlando vaya preso. Eso esperamos como familiares de las víctimas. Estaría feliz de que le den tres cadenas perpetuas”.
Norma Rodríguez, cuya hija murió en 2021 en una celda policial, dijo que Hernández “ha hecho mucho daño” a Honduras. Mirando las fotos del mural, declaró: “Estas son algunas de las víctimas que murieron durante su mandato, hay muchas más. Ha quedado todo en la impunidad”.