En una histórica sesión conjunta, los diputados y senadores de Francia han aprobado mayoritariamente la inclusión del derecho al aborto en la Constitución, marcando un hito en la historia del país.
Este cambio constitucional, respaldado por 780 de los 925 parlamentarios presentes, modifica el artículo 34 de la Carta Magna para incluir «la libertad garabtizada de la mujer a recurrir a la interrupción voluntaria del embarazo».
El proyecto, liderado por el presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha recibido un amplio respaldo popular y el apoyo de todos los partidos políticos, aunque con reservas en algunos sectores de la derecha y la extrema derecha.
La aprobación de esta reforma convierte a Francia en el primer país en constitucionalizar el aborto, un logro que se espera inspire y sirva de base para la lucha de las mujeres en todo el mundo, según declaraciones del primer ministro, Gabriel Attal.
«Orgullo francés, mensaje universal», expresó el presidente Macron en redes sociales, aunque la ley le impidió participar en las deliberaciones legislativas.
Para conmemorar este avance, Macron anunció una ceremonia pública el próximo viernes, coincidiendo con el Día Internacional de los Derechos de las Mujeres, frente al Ministerio de Justicia, donde por primera vez en la historia el público podrá presenciar la promulgación de una ley por parte del presidente.
La noticia fue recibida con júbilo en la plaza del Trocadero, frente a la Torre Eiffel, donde cientos de defensores del aborto se reunieron para seguir la sesión del Congreso en una pantalla gigante. «Mi cuerpo, mi elección», se proyectó en el célebre monumento parisino para celebrar este progreso histórico.
Aunque el aborto no se cuestiona actualmente en Francia, con más del 80% de la población a favor de su inscripción constitucional, los líderes políticos advirtieron sobre la importancia de proteger este derecho ante posibles amenazas futuras, citando ejemplos de retrocesos en otros países como Estados Unidos, Polonia, Hungría o Argentina.
A pesar de que la mayoría de los diputados de la extrema derecha respaldaron la reforma, sus líderes criticaron la movida de Macron, acusándolo de buscar su propio beneficio político en lugar de abordar problemas más urgentes.
Algunos parlamentarios conservadores expresaron preocupación sobre la objeción de conciencia de los médicos, pero la mayoría celebró el día como un avance histórico en la lucha feminista y una victoria sobre aquellos que se oponen al aborto.