Colima se ha posicionado, por segundo año consecutivo, en el primer lugar del ‘Ranking 2023 de las 50 ciudades más violentas del mundo’, presentado hoy, 21 de febrero de 2024, por el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal. Con una alarmante tasa de 140.32 homicidios por cada 100,000 habitantes, la ciudad mantiene dicha posición en la lista.
José Antonio Ortega, presidente del organismo, señaló en una conferencia de prensa en la Ciudad de México que, por séptimo año consecutivo, una ciudad mexicana lidera este ranking, con Colima en el primer lugar tanto en 2023 como en el año anterior.
La segunda ciudad más violenta del mundo es Ciudad Obregón, en Sonora, con una tasa de 117.83 asesinatos por cada 100,000 habitantes.
En 2023, siete de las diez ciudades más violentas del mundo estuvieron en México:
Colima, Colima
Ciudad Obregón, Sonora
Zamora, Michoacán
Manzanillo, Colima
Tijuana, Baja California
Zacatecas, Zacatecas
Ciudad Juárez, Chihuahua
Ortega destacó la preocupante situación de México, siendo el país con el mayor número de ciudades violentas, con 16 de las 50 ciudades incluidas en el reporte, todas con al menos 300,000 habitantes.
En el top 10 de las ciudades más violentas también se encuentran Puerto Príncipe en Haití, Guayaquil en Ecuador, y Mandela Bay en Sudáfrica.
El informe destacó que Ecuador, Haití y México son los países más afectados por la violencia urbana y generalizada, atribuyendo esta situación al deterioro hacia un «Estado fallido», donde grupos violentos ganan poder paralelo al Estado.
A pesar de una disminución del 4.18% en los homicidios en México en 2023, con un total de 29,675 casos, el gobierno señala que es el cuarto año consecutivo de reducción, tras los años más violentos en 2019 y 2020.
El Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal instó a la acción ciudadana y a la difusión de información «veraz» a través de los medios de comunicación para presionar a los gobiernos a tomar medidas efectivas contra la violencia. Sin embargo, expresaron preocupación por la falta de respuesta del gobierno mexicano, criticando la política de «abrazos, no balazos» del presidente Andrés Manuel López Obrador, que según ellos, permite la impunidad de los grupos criminales.